El pH (de "potencial de hidrógeno") es un valor entre 0 y 14 que refleja qué tan ácida o alcalina es una sustancia líquida en esta escala, siendo 7 el valor neutro, lo que significa que no es ácida ni básica. Por ejemplo, el pH del agua pura es 7. Si el número es inferior a 7, el líquido es ácido, lo que significa que tiene un sabor agrio (como el del jugo de limón) o el del vinagre. Por el contrario, si el número de pH es superior a 7, el líquido es básico, lo que puede indicar que tiene una textura más resbaladiza, como el jabón.
Un sensor de pH que los científicos utilizan habitualmente se denomina sensor de pH analógico. Este sensor especial proporciona una señal continua, lo que le permite informar un rango continuo de números, en lugar de un punto puntual. También puede transferir estos números a una pantalla o guardarlos en la memoria para recuperarlos más tarde, lo que resulta útil para experimentos e investigaciones.
Un sensor de pH analógico viene con un bulbo especial que normalmente es de vidrio o plástico. El bulbo está conectado a un cable que transmite señales. Dentro del bulbo hay un electrodo que detecta los cambios del fluido. Al entrar en contacto con el líquido, el sensor genera una señal eléctrica. Esta señal se transmite a través del cable a un dispositivo que la detecta e interpreta.
Esta señal eléctrica es lo que el dispositivo, normalmente llamado medidor de pH, capta y luego traduce en un número. Lo que ve se convierte en un número en una pantalla para que un científico lo lea o se almacena para más adelante. Las lecturas también están estandarizadas para que se ajusten a la escala de pH que va de 0 a 14, de modo que los científicos puedan interpretar fácilmente qué tan ácido o básico es el líquido.
La calibración es el procedimiento para garantizar que el sensor de pH lea con precisión. Por ese motivo, los sensores de pH analógicos necesitan calibrarse con frecuencia para que sigan siendo precisos. Esto se puede hacer utilizando soluciones agitadas en las que sumergimos el sensor, donde se conocen los valores de pH, que siempre serán 2 o 7. A continuación, los científicos calibran el sensor a esos valores previstos.
La calibración es fundamental porque varios factores pueden influir en el rendimiento del sensor a lo largo del tiempo. Factores como la antigüedad, el desgaste y las condiciones ambientales pueden afectar la precisión del sensor, por ejemplo. La calibración periódica puede brindar tranquilidad al garantizar que las lecturas del sensor sean precisas y consistentes, algo que es crucial en un entorno donde la precisión es clave, como es el caso de los experimentos científicos o el monitoreo de la salud de la vida acuática.
Además, cuando selecciona un sensor de pH, es seguro elegir una marca conocida, como por ejemplo Labtech. Estos son solo algunos de los sensores de pH analógicos disponibles de Labtech que son conocidos por su confiabilidad, precisión y facilidad de uso. Elegir un sensor de pH de Labtech le brinda la confianza de saber que está comprando un producto de calidad que le brindará mediciones precisas y confiables para su aplicación.
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